Muchas familias españolas se deciden por los internados antes que la familia por miedo, por malas experiencias o por desconocimiento. Sin embargo, por nuestra dilatada experiencia hemos visto algunos casos curiosos que queremos que conozcáis para contar con toda la información posible a la hora de tomar la decisión


Esta sección se nos ha ocurrido porque creemos que merece la pena compartir algunas experiencias que hemos tenido en nuestra larga relación con algunos de nuestros alumnos y los internados de Irlanda. Queremos poner en valor la intermediación de una agencia en estos casos, especialmente si el precio que os ofrecemos en GMR es realmente razonable, y por supuesto muy inferior al de nuestra competencia.

Una vez más creemos que ser honestos, transparentes y contar casos reales en lugar de poneros frases bonitas en nuestro folleto y valorar sus "pros" y sus "contras" servirá a muchos de incentivo para meditar la decisión de matricular a sus hijos en un internado, escoger una u otra agencia, o prescindir de la misma en los pocos casos que los colegios lo permiten.

Ante todo queremos decir que nuestro apoyo a este tipo de colegios es absoluto, y creemos muy sinceramente y lo decimos desde el corazón, que merecen muchísimo la pena este tipo de experiencias. Sin embargo, lo que sí tenemos claro es que hay que estar muy seguro, tanto por parte de los padres, como por parte de los estudiantes, que esta es su opción, y que se está preparado para ella.

Todas las anécdotas que os contamos son casos reales, pero por razones obvias en todos ellos vamos a cambiar el nombre a los estudiantes y en algún caso al colegio. Os podríamos contar muchos más ejemplos en nuestra oficina. En GMR nos han pasado cosas como estas:

Desde el inicio hasta hoy

Otro de los casos de este año 2017 es el de Alfonso, matriculado en un internado de los más espectaculares del país en el "countryside". Alfonso nos ha llamado en numerosas ocasiones para que vayamos a visitarle, y en todas ellas nos hemos dado cuenta de que lo que realmente necesitaba era el cariño de una cara conocida y pasar una tarde con alguno de nosotros charlando y hablando de sus viajes de vuelta a España. Realmente no ve el momento de volver con su familia y nos pregunta continuamente cuándo son las fechas de los vuelos, porque un día más o menos con su familia cuenta muchísimo para él. Alfonso es un chaval maduro y muy buen estudiante. Cada vez que le vemos se aguanta las lágrimas al hablar pero en cuanto que nombramos a sus padres o sus abuelos no se puede contener. Cuando volvió en Navidades en este curso escolar parecía que ya estaba más entero y que esa falta de la familia cada vez la había ido llevando mejor. En el internado siempre que hemos ido hemos podido comprobar que muchos chavales le saludan, tiene amigos alemanes, franceses, españoles, saca buenas notas. También hemos podido comprobar que a menudo habla con nuestros estudiantes y nuestras coordinadoras españolas en Dublín por teléfono y a través de WhatsApp para ver cuándo pueden quedar en los fines de semana que sale del internado, o en los puentes. Alfonso para nosotros es un auténtico campeón, está haciendo un gran sacrificio por sus padres, no quiere fracasar, y nosotros le insistimos viendo lo maduro para que lo haga por él mismo, porqué en unos años se va a dar cuenta de la experiencia tan increíble que ha tenido y de lo bien que le ha venido en todos los aspectos de la vida. Nuestra conclusión es que si Alfonso hubiese ido por su cuenta sin el apoyo de una agencia como nosotros, en octubre ya no hubiese vuelto de nuevo al colegio tras las vacaciones del Mid-Term. Un gran fracaso en todos los sentidos para él, y seguramente un gran daño económico para sus padres.

Una de las últimas, nuestra alumna Natalia fue expulsada un sábado nada más comenzar el curso escolar de un internado de fuera de Dublín “de cuyo nombre no queremos acordarnos”. Nuestras coordinadoras en Irlanda fueron requeridas para ir a recoger a la niña en ese mismo sábado. Así lo hicimos y la colocamos ese mismo día en una de nuestras familias de acogida de Dublín. Ese mismo sábado nuestro director y el director del colegio tuvieron una larguísima conversación telefónica sobre el asunto. Por las razones que fuese la jefa del boarding dijo que no iba a aceptar a Natalia bajo ningún concepto en el colegio de nuevo. Sin entrar en la larguísima investigación que hicimos del caso, GMR a través de su director Jaime Rodríguez envió una extensa carta de más de 7 folios al director donde quedó palpable que el proceso de expulsión había sido precipitado y sin seguir las propias normas del colegio, fue un “calentón” en realidad, en el que hubo incluso malentendidos que pudimos comprobar tras la investigación. Evidentemente la respuesta de GMR fue matricular a la niña en un colegio privado del sur de Dublín con alojamiento en una de nuestras mejores familias de acogida. Nuestros argumentos desarbolaron al colegio, en un caso que consideramos fue un error por su parte, y de hecho a día de hoy todavía no nos han comunicado si aplican una cancelación. A nuestro cliente de momento por tanto no le hemos repercutido ningún tipo de cancelación en este caso aplicada por parte del colegio. La conclusión es que si no hubiésemos estado de por medio en esta gestión, nuestro cliente reconoce que su única opción hubiese sido repatriar a su hija y haber perdido el curso escolar. Quede claro que seguimos teniendo una magnífica relación con el colegio y nuestro otro estudiante de este año está maravillosamente bien.

El caso de María nos ocurrió allá por el año 2012. María fue a Dundalk Grammar School ese año, entre otros de nuestros estudiantes, y cursaba Fifth Year, lo que corresponde a primero de Bachillerato en España. La situación de María era idílica, sus padres de acogida eran muy jóvenes, una pareja de recién casados en una casa estupenda y que habían hecho de la convivencia los fines de semana en este internado de 5 días una maravilla. En las visitas que realizamos a María los primeros meses del curso escolar enseguida nos dimos cuenta de que no se había tomado demasiado en serio el asunto de los estudios, y cada vez que le preguntábamos que cuándo iban a empezar a mejorar los informes que nos daba el colegio y a tomarse en serio el curso, nos decía que todavía “no sabía suficiente inglés" y que "lo haría cuando tuviese un poco más de nivel de inglés”. Mucho hemos insistido ya en que una de las cosas estupendas que tiene la educación en Irlanda es que tienen muy en cuenta la actitud y la predisposición de los estudiantes. Los que ya conocen su sistema habrán podido ver que en los boletines de notas que nos envían no solo ponen una calificación, sino que además siempre añaden comentarios. Y los comentarios de María eran demoledores. En las notas del segundo trimestre veíamos una fila de comentarios de todos, absolutamente todos sus profesores, diciendo en resumen que por mucho que hiciese ya no iba a aprobar el curso. Su padre pasaba largas temporadas en el extranjero gestionando proyectos para grandes constructoras, pero pudimos reunirnos y tomar una decisión al respecto para intentar reorientar la situación, aunque pintaba muy mal. Finalmente decidimos que su hermano mayor (un chaval joven ingeniero desempleado en ese momento) pasase el último mes y medio del curso en una casa compartida cerca del colegio realizando funciones de apoyo y de profesor particular. Se lo hicimos saber al colegio que también puso de su parte y se lo tomó muy bien. El cambio y la mejoría de María fueron espectaculares, y María aprobó el curso escolar y se lo pudimos convalidar aquí en España. Este fue uno de nuestros retos personales de aquel año, en el que una vez más conseguimos que todos nuestros estudiantes aprobasen su año académico en Irlanda.

En el curso escolar 2014/2015 tuvimos una situación en St Columbas, que realmente se pudo solucionar gracias a la comprensión y empatía de uno de nuestros clientes. Nuestro viaje de grupo de agosto fue como siempre muy tempranero, el 21 de agosto, y ese año St Columba's fue el último de todos los colegios de Irlanda en abrir sus puertas, concretamente el 4 de septiembre. Luis estaba alojado hasta la apertura del colegio en una de nuestras familias de acogida del sur de Dublín junto con “Tomás” otro estudiante que asistiría al mismo colegio pero como estudiante de día. El día que Luis fue trasladado al internado llamó a sus padres para decir que quería volver a casa. Según éstos “se había bloqueado”, y nos dijeron que conociendo a su hijo, iba a ser imposible que se quedase en el internado. Nos comentaron que la situación en la familia de acogida con los tres hijos de su edad más o menos, y con Tomás, el nuevo amigo español que se había hecho allí de nuestro grupo, había sido tan ideal para él, que después de 2 semanas de convivencia, no pudo asumir un cambio tan brusco. La familia de acogida tampoco ayudó a que "Luis" se quedase en el internado, y muy por el contrario se encariñó con él, y trató de convencernos para que se quedasen los dos en la misma familia y negociáramos el cambio de régimen con el colegio. Explicamos la situación también a los padres de "Tomás" que se supone iba a estar solo en esa familia de acogida durante todo el curso escolar. Como ya se conocían, sabemos que hablaron entre ellos también, y aunque el padre de "Tomás" era reacio, la madre dijo que lo entendía y que por ayudar a que "Luis" se quedase en Irlanda aceptaban la situación de los dos chicos españoles en la misma familia de acogida. La familia irlandesa nos dijo que no nos preocupásemos por el tema del inglés y el aprovechamiento del programa. Puso a dormir a los cinco niños que tenía en casa juntos (con sus tres hijos), en la habitación más grande que tenían (todos eran pequeños y de edades similares). Antes de todo esto se habían hecho tan amigos que aunque rompía nuestras normas de una habitación por cada estudiante, lo negociamos entre todas las partes y la experiencia salió increíblemente bien. De hecho creemos que fueron dos de los estudiantes que ese año más aprovecharon la inmersión. "Luis" continuó en régimen de día totalmente integrado y feliz en St Columbas, y a pesar de que la madre de "Luis" nos dijo que no le importaba el dinero que le aplicasen de cancelación desde el colegio. Se trata del más costoso de todo el país, a pesar de dejar una cama vacía y gracias a nuestra buena relación con ellos, solo supuso la aplicación de la diferencia de tarifa por el primer trimestre. Saint Columba’s es un internado inmenso, es el único que podríamos comparar en Irlanda con los cuatro o cinco colegios de élite más famosos de Inglaterra, pero tiene un coste de menos de la mitad que cualquiera de ellos. Sin duda la experiencia de "Luis" finalmente fue tremendamente enriquecedora y el colegio actuó hacia nosotros con una especial consideración. Es importante en este caso resaltar la empatía de los padres de "Tomás" qué hicieron el esfuerzo de ayudar a "Luis" a completar el curso escolar en Irlanda.

Esta historia corresponde con el primer colegio de Irlanda con el que empezamos a trabajar de forma directa, y el internado que más años hemos utilizado. El año pasado tuvimos un estudiante y todo salió estupendo, pero hace tres, teníamos matriculados a dos chavales, y el día que fuimos a llevarles al internado, se nos dio una situación que no olvidamos. Cuando llegamos al colegio el movimiento de alumnos con sus padres era realmente intenso. Nunca habíamos visto tantos alumnos que viajaban con sus padres hasta entonces, ya que lo habitual siempre ha sido que exista un porcentaje bajísimo de alumnos que viajan sin agencia. Lo primero que hicimos fue ir a dejar la ropa de cama al edificio de los chicos y coger una cama dentro de la habitación que se les había asignado. Todavía no había nadie en la habitación. Acto seguido fuimos a la tienda de los uniformes, y allí pasamos un buen rato ya que había bastante trajín, pero fue ahí cuando empezamos a sospechar. Todos los alumnos que había en ese momento probándose el uniforme, eran españoles, y todos estaban acompañados por sus padres, no coincidimos con ninguna agencia en ese momento. Acto seguido nos dirigimos a otra zona donde se compraba el uniforme de deportes que es específico, y allí comenzamos a charlar con otra familia…de españoles! En honor a la verdad tenemos que decir que también había tres chicos africanos haciendo cola para comprar el uniforme, pero nos sorprendía no ver todavía nativos irlandeses apenas. Los libros en este colegio se pueden alquilar de segunda mano a un precio insignificante, lo cual nos parece muy honesto por su parte, y esa fue la tercera visita que hicimos dentro del internado. En el pabellón cubierto los estaban repartiendo a los alumnos que estaban haciendo una gran cola para tal fin. Una vez más nos dimos cuenta de que la gran mayoría estaban acompañados por sus padres. En la cola las conversaciones entre padres e hijos eran perfectamente audibles, pero lo que más llamaba la atención era cómo se miraban unos a otros mientras se podía intuir el pensamiento común de todos ellos... “¡¡¡Esto es España!!!”. Ese año en el Colegio eran mayoría los españoles y estudiantes africanos (sin querer desmerecerles en absoluto), suponemos que de diferentes países. Fue uno de los peores años para los internados en Irlanda y lo sabemos, pero nuestra conclusión es la siguiente: un colegio con internado es un negocio como otro cualquiera y necesitan llenar sus camas, y a quien reserva de forma directa y no conoce el colegio, os aseguro que no os van a decir el porcentaje de nacionalidades matriculadas. De nuestros dos estudiantes de ese año, sólo uno de ellos completó el curso escolar, el segundo no se adaptó al colegio, además de que su padre decidió traerlo de vuelta a casa y no darle otra opción, que sin duda GMR hubiese proporcionado de inmediato. Es el único caso de abandono de este colegio en 17 años que hemos tenido. El colegio sigue siendo recomendado por nosotros , y sabemos que han tomado medidas al respecto, pero antes de solicitar plaza, necesitamos saber con certeza qué porcentajes de cada nacionalidad tienen comprometidos hasta el momento para evitar este tipo de situaciones.

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