La acogedora ciudad de Cork, situada en la costa sur de Irlanda, fue reconocida en 2005 como la Ciudad Europea de la Cultura. La milenaria villa veía así recompensada su labor de décadas a favor a de las artes. Una labor que, diez años después, sigue formando parte de su ADN. Y para muestra, estos cinco festivales imprescindibles para culturetas con destino Cork.
El Festival Internacional de Relato Breve es la celebración más veterana que rinde homenaje a textos brillantes cuya extensión no llega a la novela. Es la ocasión de conocer a nuevos talentos, como la autora asiática Yiyun Li. Los lectores tienen la oportunidad de conocer escritores, y de compartir talleres y apasionantes charlas.
El Festival de Jazz de Cork encabeza desde 1978 la lista de acontecimientos musicales a tener en cuenta en Irlanda. Este año la cita cuenta con un cartel de lujo capitaneado por Marcus Miller. El evento está respaldado por Guinness, la bebida irlandesa por antonomasia y complemento perfecto a una música efervescente como el jazz.
El Cork Midsummer Festival engalana la ciudad durante el mes de Junio y la llena de todas las manifestaciones culturales imaginables. Artistas locales, nacionales e internacionales comparten con los habitantes y visitantes de la ciudad representaciones de teatro, danza, música, ópera o pintura. Lo importante, para sus organizadores, es que la gente esté lo más unida posible. Por ello uno de sus platos fuertes es un picnic en el parque más extenso de la ciudad.
El Festival Primaveral de Poesía es el mayor de toda Irlanda. Acoge cada año a decenas de poetas reconocidos a nivel internacional. Muchos aprovechan para traer textos inéditos que recitan ante un público entregado en el teatro principal de Cork. Los responsables del festival sorprenden año tras año con apuestas audaces, como un proyecto que mezclaba la chanson française con la tradición gaélica.
El Festival de Cine Cork se celebra este año del 6 al 21 de noviembre. Dos semanas con un horario muy completo que incluyen más de un centenar de eventos. Entre ellos, por supuesto, la proyección de nuevas películas con la presencia de sus directores. Pero también la presentación de restauraciones de clásicos como 2001: una odisea en el espacio. El afán integrador de Cork permite una fusión total entre música y cine.
Estas propuestas demuestran que el alma cultural de Cork sigue latiendo diez años después, y que sus habitantes no olvidan que un día fueron la Capital Europea de la Cultura. En cierto modo lo siguen siendo hoy en día y lo seguirán siendo... Long live Cork's cultural life!